El curioso caso de Benjamin Button
Título original: The Curious Case of Benjamin Button
Año de publicación: 1922
Trama: el relato cuenta la vida de Benjamin Button, quien nació con el reloj biológico en sentido inverso.
Reseña
Si estás pensando en que el relato (de unas cincuenta páginas) es parecido a la película, has cometido exactamente el mismo error que yo hace un par de horas, ya que solo comparten el nombre del protagonista y su extraña peculiaridad. El filme enreda la historia, la adorna y sobresalta en ella un romance que, en el cuento, no son más de cinco páginas.
Pero sí, comencé a leerlo con una idea errónea, pero no por ello fue una lectura desagradable. Solo me resultó un poco simple, aunque me gustó.
Me gustaron especialmente aquellos momentos que indicaban cómo se sentía Benjamin, especialmente cuando no lo dejan entrar en la universidad, o al final, cuando es simplemente un niño como cualquier otro y muestra cómo acaba su vida.
No sé por qué, pero esos últimos párrafos despertaron en mí calma y tranquilidad. Pensé que unas ficticias olas de mar mecían mi cuerpo mientras entonaba la brisa su canción marina, mientras que yo no me preocupaba de nada, en absoluto.
Esa es mi evocación de la infancia, aunque ahora no me guste ir a la playa. No sé cuál era la que pretendía producir Fitzgerald (si es que tenía una en concreto, quién sabe).
Año de publicación: 1922
Trama: el relato cuenta la vida de Benjamin Button, quien nació con el reloj biológico en sentido inverso.
Reseña
Si estás pensando en que el relato (de unas cincuenta páginas) es parecido a la película, has cometido exactamente el mismo error que yo hace un par de horas, ya que solo comparten el nombre del protagonista y su extraña peculiaridad. El filme enreda la historia, la adorna y sobresalta en ella un romance que, en el cuento, no son más de cinco páginas.
Pero sí, comencé a leerlo con una idea errónea, pero no por ello fue una lectura desagradable. Solo me resultó un poco simple, aunque me gustó.
Me gustaron especialmente aquellos momentos que indicaban cómo se sentía Benjamin, especialmente cuando no lo dejan entrar en la universidad, o al final, cuando es simplemente un niño como cualquier otro y muestra cómo acaba su vida.
No sé por qué, pero esos últimos párrafos despertaron en mí calma y tranquilidad. Pensé que unas ficticias olas de mar mecían mi cuerpo mientras entonaba la brisa su canción marina, mientras que yo no me preocupaba de nada, en absoluto.
Esa es mi evocación de la infancia, aunque ahora no me guste ir a la playa. No sé cuál era la que pretendía producir Fitzgerald (si es que tenía una en concreto, quién sabe).
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